Se entierra hoy, en la ciudad polaca de Cracovia, Tadeuzs Malinowski, fallecido hace unos días a los 102 años. Viudo de la escritora asturiana a Sara Suárez Solís, fue una persona con múltiples intereses intelectuales. En 2012 escribió un ensayo que sería publicado por KRK tres años después bajo el título Un hombre no acabado. Clave de las desgracias y de los aciertos de nuestra especie.
Su curiosidad sin límites lo llevó a matricularse en la carrera de Antropología Social y Cultural en la UNED. Con 92 años, acudía semanalmente a las tutorías del Centro Asociado de Gijón, compartiendo sus reflexiones con un alumnado atónito ante su capacidad intelectual intacta a esa edad tan avanzada. Una alumna despistada lo confundió con el fundador de la antropología social británica: “Pero, ¿cómo?, ¿que está Malinowski en clase?”. Tadeusz, y no Bronislav, era un ejemplo para un alumnado maduro que cursaba con esfuerzo estudios universitarios a distancia y que pudo disfrutar con la compañía de un ser entrañable.
Nacido en Lowicz (Polonia), en el seno de una familia acomodada, su madre estudió Medicina y su padre fue militar de carrera. La Segunda Guerra Mundial truncó sus estudios universitarios; fue deportado a Siberia junto con su familia y luego formó parte del Ejército polaco que luchó junto a los ingleses en el frente de Italia. Finalizada la contienda, continuó los estudios de Medicina en Bolonia y España, pero acabó licenciándose en Derecho. Emigró a Chile y finalmente, a su regreso a España, trabajó en el sector editorial. Tras jubilarse, estudió Teología durante cuatro años en el Seminario Metropolitano de Oviedo.
El periódico La Nueva España, donde publicó una serie autobiográfica de su novelesca y apasionante vida, se hizo eco ayer de la noticia.