Hoy ofrecemos la oportunidad de conocer la Prehistoria de la Antropología asturiana a través de un texto cuya autora es la antropóloga asturiana Yolanda Cerra Bada. El texto se halla alojado en @bereque, revista de bibliotecas escolares, y da un somero repaso a la vida de Purificación Viyao Valdés. Lo transcribimos a continuación y recomendamos vivamente su lectura:
En agosto de 2007 vio la luz, 87 años después de escrito, el magnífico ensayo de Purificación Viyao Valdés Datos antropo-etnográficos de la parte oriental de Asturias: el hombre y el medio. La autora, una desconocida en el campo de la cultura asturiana, maestra y profesora de Escuela Normal, escribió este trabajo para ser presentado como memoria de fin de carrera en la Escuela de Estudios Superiores de Magisterio de Madrid, en el año 1920.
[ACTUALIZACIÓN. La obra de Purificación Viyao Valdés se sido editada de modo independiente en 2020 coincidiendo con con el centenario de su elaboración. Es una edición corregida y aumentada con estudios introductorios. Está colgada en la web del Muséu del Pueblu d’ Asturies y en la de la Red de Museos Etnográficos de Asturias. En papel se halla a la venta en el Museo Etnográfico del Oriente de Asturias (Porrúa, Llanes).]
Nace en Navelgas (Tineo), en 1892, de familia procedente de Anayo (Piloña). Realiza estudios de comercio en la Escuela Industrial de Madrid y en el Colegio Nacional de Sordomudos y Ciegos. Oposita a maestra obteniendo plaza en las escuelas de Fano-Baldornón, donde permanecerá desde 1914 a 1922. Se licencia como Maestra de Primera Enseñanza Normal, en la sección de Ciencias. Obtiene plaza como profesora numeraria de la Normal en Zamora; luego se trasladará a Cuenca. Allí contrae matrimonio y tiene dos hijos. Su deseo es volver a Asturias, pero no llegará a tomar posesión de su plaza en la Normal de Oviedo pues fallece poco tiempo antes, en el año de 1934. En el momento de su fallecimiento, le habían concedido ya la plaza pero no quería abandonar a su alumnado a mitad de curso.
Su paso por la sección de Ciencias de la Escuela Superior de Magisterio en Madrid, donde estudiaban las maestras que querían dedicarse al ejercicio de la inspección o de la enseñanza en las Escuelas Normales, que era como se llamaban las escuelas de formación del profesorado, fue decisivo. En ese centro, inspirado por los principios de la Institución Libre de Enseñanza, era profesor Luis de Hoyos, quien estaba a cargo del Seminario de Etnología, Folklore y Artes Populares y bajo cuya dirección se escribieron no pocas monografías locales. Pues bien, dirigida por este antropólogo, Purificación Viyao aborda en su memoria de licenciatura el tema del cambio social y cultural que se produce, en la zona oriental de Asturias, entre 1870 y 1920.
Mientras que sus coetáneos Aurelio de Llano o Constantino Cabal, folkloristas de prestigio, laureados y con obra publicada, son la referencia de los trabajos etnográficos de la década de los años veinte, el ensayo de Pura Viyao durmió durante más de ocho décadas olvidado entre los archivos de Luis de Hoyos. Se da la circunstancia de que teórica y metodológicamente el trabajo de Purificación Viyao se aleja del discurso folklorista, que ve la tradición como algo estático, descontextualizado y basado en la idealización del mundo rural. Al contrario, Purificación Viyao parte no de una tradición ahistórica e inmóvil sino del cambio, del cambio económico, social y cultural con el objeto de trazar un panorama realista de la alimentación, la vivienda, el ajuar doméstico o el vestido en esos años de profundo cambio que fueron las décadas que van desde 1870 a 1920.
El ensayo de Purificación Viyao fue publicado por el Muséu del Pueblu d`Asturies, en su colección Fuentes para el Estudio de la Antropología Asturiana, en un volumen que, bajo el título Dos estudios etnográficos sobre el Oriente de Asturias (1920-1921) también recopila la obra de otra desconocida para las letras asturianas, Romualda Martín-Ayuso, cuyo trabajo El traje regional. Oriente de Asturias (1921) fue presentado igualmente como memoria fin de carrera. El estudio preliminar fue realizado por Xuan F. Bas Costales. Un nieto de la autora, Pedro Delgado Casals, nos proporcionó la fotografía y otros datos de interés.
Reproducimos unos fragmentos del capítulo II del ensayo de Pura Viyao para mostrar la claridad de su prosa, susceptible de uso didáctico. Está escribiendo acerca del proceso evolutivo de Asturias, que cifra en las comunicaciones, tanto la tupida red de carreteras y caminos vecinales, como los ferrocarriles Económicos, Vasco-Asturiano y, sobre todo, la vía férrea hacia el sur por el puerto de Pajares, que “costó muchas vidas, se invirtieron muchos millones, pero fue sin duda alguna la revolución más profunda sufrida por esta región”: la comunicación con Castilla.
“Quizás no encontremos ningún fenómeno social, económico, político, ni de otro orden, que no sea explicado de manera clara y terminante si nos paramos un poco a examinar las condiciones del suelo. Pocos años ha, en 1860, en este país comían pan solamente los ricos y la carne era tan deseada como hoy la apetecen los pescadores de las Rías Bajas. Las patatas eran desconocidas en 1848, pues hemos conocido un campesino, hijo de padres acomodados, que nos manifestó que su familia se escondía avergonzada para comer este tubérculo, y señaló el lugar donde por primera vez se hubiera sembrado. Otro, en tiempo ya posterior, viene a Oviedo a pie a llevarse una fanega de maíz a cuestas y deja a sus hijos esperando el alimento, recorre veinte kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, en un día, y tiene que pasar la barca del Nalón con el saco a la espalda por carecer de los cuatro cuartos para pagar al barquero si suelta el saco al pasar al río pues de este modo solo paga dos. Otros aseguran haber comprado una vaca lechera por treinta reales y un cerdo de cría por dos. En el año 1836, pueblo hubo (Fresnedo, en Quirós) que hipotecó una mortera de más de doscientas hectáreas por una fanega de habas negras. Hemos tenido en nuestras manos documentos de préstamo de siete reales al veinte por ciento del año 1870.[…]
Hoy ya no ocurre esto, ya la vida es muy otra. Ya no se transportan fanegas de maíz al hombro. Todo el mundo viaja. Apenas se hila, apenas se teje, no se viste de estameña, ni se lleva montera, calzón corto o calzas de peal. Desapareció totalmente la lepra, las gentes se vacunan, se lavan todos los días, cambian de ropa todos los domingos. Los jóvenes llevan corbata, la boina sustituyó a la montera; la gorra inglesa y el sombrero tocan la cabeza de muchos aldeanos. […]
Si recorriésemos, no España sino Europa entera, es posible [que] no encontrásemos localidad alguna que sufriese una transformación tan honda y tan radical como la acaecida en este país en tan breve tiempo. […]
Y ahora preguntamos, ¿cuál ha sido la causa de esta revolución? ¿No son las mismas gentes las que la habitan? ¿No es el mismo el país, con igual suelo y subsuelo, con el mismo clima, las mismas cañadas y laderas, los mismos riscos y las mismas montañas? ¿No es el mismo el cielo oscuro y brumoso que le cubre? Sí, todo eso es idéntico. Los mismos elementos naturales que tenía son los que hoy tiene».