Fondo de Cultura Económica ha lanzado una nueva edición del clásico de James G. Frazer (35,00 euros). Un breve resumen sobre la vida del autor y su obra sería el siguiente (extraído de la página web de la editorial):
James George Frazer (1854-1941), originario de Glasgow, Escocia, profesor y socio del Colegio de Estudios Sociales y Antropológicos de la Universidad de Cambridge, publicó en 1890 su primera versión de La rama dorada. Magia y religión en dos volúmenes. La segunda edición (1907-1915) creció hasta alcanzar los doce tomos que finalmente redujo a uno en 1922, que fue traducido al español y publicado por Fondo de Cultura Económica en 1944. A partir de entonces, las reimpresiones han sido continuas.
El libro de Frazer debe su éxito a que ha hecho comprensible a la mentalidad occidental una amplia gama de usos y costumbres primitivas, descritas a su vez en un estilo que no es lejano del de la literatura. La rama dorada tiene raíces mágicas y poéticas, es mencionada por Virgilio en una de sus poesías y, posteriormente, el pintor inglés Turner pintó el paisaje del lago del bosque de Nemi, Italia, llamado también el espejo de Diana y, siguiendo la leyenda narrada por Virgilio, tituló a su cuadro La rama dorada.
Como es común, tras la belleza del lago, del cuadro de Turner y de la poesía de Virgilio, se esconde el primitivismo: en el bosque que rodea al lago merodeaba, según las leyendas de la Antigüedad, un sacerdote del culto de Diana armado con una espada y que mataba a quien se atreviera a penetrar en el bosque.
Frazer inició la escritura de este libro para explicar y explicarse el porqué de esta leyenda: el resultado superó sus aspiraciones: no sólo descubrió la trama oculta por la leyenda sino que, al mismo tiempo, delineó una teoría sobre las formas que fue adquiriendo el conocimiento.
La portada antigua era esta (no hemos podido conseguir la nueva):
La enésima reedición de un clásico como es La rama dorada, en su edición resumida, no es sino la manifestación de un síntoma: carecemos de una obra divulgativa actual sobre este tipo de temas, que suscitan bastante interés.
Según Leach, Frazer declaraba que esta obra suya era una contribución a la literatura más que a la ciencia. Para M. Harris, el producto teórico es muy endeble, aunque como literatura no deja de tener cierto encanto; sin embargo, no le quita el mérito de su gran éxito como emisario de la antropología entre las masas cultas.
Me preocupa que sea utilizado como única referencia por personas sin conocimientos antropológicos (folkloristas a la usanza decimonónica, eruditos…) que ignoran un siglo de fecundos desarrollos teóricos de nuestra querida disciplina.
De acuerdo contigo, María. En todo caso, el demérito no es tanto del autor, cuya obra se escribió en una época y contexto concretos, como del uso que del libro hagan los lectores.